viernes, 28 de enero de 2011

Compras Públicas, la ley por sí misma no es suficiente

Es efectivo que la pérdida del gobierno ha sido un duro golpe para muchos, en especial para la Democracia Cristiana. Es efectivo que han sido muchos los temas abordados y los avances concretados en los gobiernos de la concertación.

De hecho construir un listado de los hitos que han marcado la concertación y en especial del resultado de la gestión de muchos demócratas cristianos sería interesante menester de otro comentario… Quedan todos invitados para tomar la palabra y publicar en el blog…


Al respecto, no podemos dejar de recordar que existen un conjunto de hechos que motivaron a más de la mitad de los chilenos elegir a la opción de la derecha política para gobernar nuestro país. Es claro que en la actualidad varios de ellos se encuentren arrepentidos, o a lo menos cuestionan su decisión. Pero no hay que cantar victoria, es importante recordar y abordar algunas temáticas que motivaron su voto.

El proceso de construcción de un sistema político en el cual la transparencia y la honestidad sean la base para generar el producto estatal, necesita algunos insumos elementales que van más allá de la estructura legal habilitante.

En este sentido, suena razonable establecer los ingredientes lógicos para consolidar una propuesta saludable incentivando la gestión de excelencia, absorbiendo las demandas ciudadanas respecto del comportamiento de los servicios públicos, no sólo desde la mirada electoral, más bien recuperando el sentido propio del servicio público.


Una dimensión de este cambio debería inhibir un conjunto de conductas y tradiciones que atentan contra la gestión de la institucionalidad. Muchas de ellas amparadas en “lo políticamente correcto” o “en el mal menor” o “lo urgente por sobre lo importante”, sólo por mencionar algunas.

Es cierto que existe un marco normativo, muy interesante y que genera facilitadores en post de transparentar la gestión pública. Sin embargo no dejan de existir situaciones particulares que atentan y vulneran la real intención de la Ley.

Uno de los avances que se logró en términos de transparencia fue la Ley de bases sobre contratos administrativos de suministro y prestación de servicios (Ley de Compras Públicas). En este sentido, es innegable el positivo impacto generado luego de la puesta en escena de esta iniciativa legal, sin embargo quisiera invitarlos a explorar con visión constructiva algunos hechos puntuales de analizar.


La Ley de Compras Públicas establece un conjunto de procedimientos para ordenar el comportamiento de los servicios del estado a la hora de demandar la adquisición de productos o servicios. Pese a ello, en el ejercicio de aplicación de la Ley algunas personas –algunas todavía ejercen funciones en el estado- lograron especializarse en la construcción de mecanismos orientados a generar vicios que vulneran la norma.

Dichos mecanismos -hábilmente diseñados y aplicados- claramente cumplen con la exigencia legal, pero no menos cierto es que vulneran el sentido esencial de lo expresado en la base de la Ley. Se puede citar como ejemplo algunos casos de uso:
  • Proveedor del producto o servicio que construyen a su conveniencia (a la medida) las bases de la licitación en la cual ellos participarán posteriormente. Esto bajo la complicidad de algún funcionario (o de varios) del servicio con el propósito final que el proveedor tenga la seguridad de adjudicarse la licitación.
  • Conversaciones paralelas -entre el servicio estatal y el(los) proveedor(es)- al proceso de licitación por medios y procedimientos ajenos a los establecidos por la Ley.
  • Influencia indebida, directa y condicionada, sobre la decisión de los miembros de la comisión a cargo de evaluar la licitación, en favor de un oferente en particular.
Sin duda alguna son situaciones muy difíciles de comprobar si no existe una denuncia formal. En este sentido existe variadas instancias descritas en la Ley, incluso se puede requerir la intervención de la Contraloría general de la República, la cual posee atribuciones y procedimientos para cotejar este tipo de situaciones.

Sin embargo, uno de los insumos necesarios para generar la diferencia, es la urgencia de cambiar el habitual y contemporáneo. Específicamente en la forma como se comportan los actores que responden a lógicas partidistas y su actuar dentro de la arquitectura del estado. Este cambio debería ser parte de la condición básica de gestión pública.

No basta con reconocer principios éticos y valores universales, es necesario vivirlos a conciencia, y convertirlos en una conducta ejemplar. Construir este ejercicio diario nos permitirá marcar una diferencia y lograr posicionarnos como una opción de liderazgo real.

No estoy afirmando que todo el componente político de la democracia cristiana sea carente de estos elementos, sólo rescato la sensación térmica de muchas personas que no participan de la realidad partidista, respecto del torpe actuar –por decir lo menos- de muchos actores de lo político, de lo público y que han ocupado cargos dentro del aparataje estatal.

Es muy legítimo nuestro afán por volver a recuperar el gobierno, pero debemos estar dispuestos a asumir los errores del pasado, y con energía construir escenarios que fomenten la excelencia en la gestión pública. Para ello es importante recuperar nuestra base doctrinal como punto de partida… El humanismo cristiano en acción…


Es de conciencia natural reconocer que esta nota no abarca la dimensión total del argumento, pero estoy convencido que este espacio nos entrega una oportunidad valiosa para comenzar a conversar, para compartir visiones, para recuperar la base partidaria y fomentar la participación activa de nuestros militantes respecto de temas de interés.


Un afectuoso abrazo para todos…


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